A veces el Polideportivo Municipal de Puerto Natales se siente como el secreto mejor guardado de la localidad. En verano uno verá a numerosos extranjeros haciendo pesas, bicicleta, caminadora o en el muro de escalada.
La ciudad tiene en este recinto una prueba de “Primer Mundo”. Un testeo de todo lo que podríamos ser como región y como país.
El Polideportivo es gratis en todas sus facetas excepto en lo que refiere a la piscina semi olímpica (recibió el Premio Nacional de Aportes Urbanos 2020 de la Cámara Chilena de la Construcción) que tiene un valor simbólico y un cronograma de uso.
Por lo demás, el resto del complejo brilla por su calidad y limpieza. En la parte superior de la hermosa cancha de basquet se puede trotar largamente y subir las escaleras sin que nadie interrumpa.
El sector de pesas tiene una vida mucho más ajetreada, pero la protagonizan sobre todo jóvenes y adolescentes. Durante distintos momento el área permanece con escasa gente.
Los adultos natalinos básicamente no forman parte de esta cultura de muscular el cuerpo. Se los observa más en la pileta, también hay que decirlo.
En la extraña soledad del complejo, que de a ratos se torna un espacio vibrante por recitales o actos escolares o institucionales, el usuario puede percibir la calidad del entorno. Su hechura. Sus múltiples posibilidades.
En el sector de la grada se levanta una inmensa ventana que da a nuestras montañas. Parece un cuento, una rara película noruega. Pero es aquí, en Puerto Natales.



