En el nuevo siglo hemos debido incluir una nueva categoría en nuestra lista de películas de acción. Alguna vez los sábados o domingos por la tarde en la televisión abierta catalogaban de “súper acción” a los films donde había unas cuantas explosiones y no pocos muertos.
“Rambo” y su seguidilla podía ser una. “Comando”, “Difícil de Matar”, “Duro de Matar” y siguen los nombres.
Pero con la aparición de Jason Bourbe y John Wick a los escenarios de Hollywood, la cosa tomó un rumbo, que por persistente, no deja de resultar un poco brutal. Se trata de héroes que aunque son mortales y soportan ataques propios de un súper héroe, de todos no mueren y prevalecen. Se imponen a disparos y gloriosos golpes de puño o llaves sacadas de quién sabe qué arte marcial.
Su voluntad de seguir hacia adelante y convertir en realidad sus propósitos internos los llevan a coquetear con lo imposible.
Es así que cuando creemos bien muerto a Wick o Bourne porque recibieron uno o más balazos a quema ropa o cayeron baleados desde un edificio a la calle, al mar, a otro edificio, o fueron atropellados de frente, o golpeados hasta lo indecible, pues no, lo suyo no ha concluido allí.
En las redes hay un debate por estos días: ¿Gana Wick o Bourne? Existen argumentos en ambos sentidos.
“Sisu” es un emergente de esta tendencia. Como dice el párrafo promocional “en lo profundo de la naturaleza salvaje de Laponia, Aatami Korpi está buscando oro”.
El problema es que en ese tránsito se encuentra también con una patrulla nazi armada hasta los dientes, arriba de un tanque, y el infierno de se desata.
Korpi forma parte de ese clan de los que no fallecen con facilidad.
El film está dirigido por Jalmari Helander y progragonizado por Jorma Tommila.
Hay en el menú todo lo que un fanático de las películas de acción puede pedir y más, diría que mucho más. Balaceras infinitas, peleas a destajo, explosiones, más peleas y más balazos.
Y Korpi sigue allí, herido pero molesto.