Por Claudio Andrade
Esta es una verdad ya muy masticada pero viene a cuento repasarla: para emprender negocios hay que tener la suerte de encontrarse con la gente correcta.
La que toma decisiones. La que tiene el sartén por el mango.
Se tratan de raras oportunidades que ofrece la vida y que el emprendedor no debería desaprovechar.
Tristemente las autoridades políticas de Magallanes hicieron exactamente al revés que el tradicional consejo y desaprovecharon una oportunidad de oro para ponerse en contacto con los principales empresarios del país y posibles en el marco del Primer Encuentro Empresarial en Punta Arenas.
El gobernador Jorge Flies realizó una escueta bienvenida a los 240 presentes en el Centro Cultural Municipal y se despidió. Horas más tarde hizo algo parecido en la cena de los protagonistas. Saludó y se fue.
Trascendió que tenía algo que hacer. Uno no se imagina qué podía haber más importante en ese momento en Punta Arenas que sumarse a ese privilegiado escenario de relaciones públicas puesto en bandeja.
La alcaldesa de Puerto Natales, Antonieta Oyarzo, ni siquiera fue parte de la ocasión.
El capitalizó el encuentro fue el alcalde Claudio Radonich. La excepción de Magallanes y Última Esperanza.
También se lo vio escuchando atentamente las exposiciones al Seremi de Hacienda, Álvaro Vargas. Curiosamente o no, se ubicó cerca del escenario y estaba solo. No había otros funcionarios con él.
El poder político local (aunque podría extenderse a un nivel nacional) muestra preocupantes señales de sordera y ceguera frente a las necesidades reales de la gente.
Su vínculo con la clase trabajadora en Magallanes ha sido, desde su llegada al poder, cuando menos difícil y sus relaciones con la clase empresarial no parecen del todo fluidas.
Sobran ejemplos: su papel confuso, distante, en el caso Nova; la ausencia de diálogo con el sector industrial en Puerto Natales; el silencio de los delegados provinciales respecto de la caída del empleo en la salmonicultura, empujado en su baja por procesos internos, cierto, y acciones externas en las que se revela el empecinamiento del Ministerio de Medioambiente que conduce Maida Rojas. Acciones burocráticas y políticas de corte violento y autoritario cuya misión es expulsar al sector más exitoso que tiene hoy Magallanes junto al turismo.
Pero el turismo también ha sido Víctima de esta indolencia política. Increíblemente Magallanes no fue incluida para participar de la Feria Internacional de Turismo (FIT) que se desarrolló hace unos días en Buenos Aires.
Se estima que unos 300 mil turistas por año visitan Torres del Paine, la mayoría extranjeros, lo que convierte a la región en una de las más visitadas por personas del resto del mundo.
Nada tiene tanto sentido como llevar a Magallanes a todas ferias posibles para continuar acrecentando su capital como destino turístico de aventuras.
Víctor Román, director regional de Sernatur, le dijo a La Prensa Austral que se trataba de una estrategia de marketing donde las regiones tenían sus presencias distribuidas en el calendario anual. Insólito.
La falta de soluciones para el sector salmonicultor, el desgano y la oposición destinados a borrar una industria que genera unos 7000 puestos de trabajo; la indiferencia ante una gran ola de rechazo que se observa venir contra la industria del hidrógeno verde; el reclamo sin respuestas del sector pesquero que busca perspectivas de corto y mediano plazo ante la disminución de los recursos naturales desde hace años; el desinterés por mostrar la región al mundo; todo, todo habla muy mal de quienes nos gobiernan (¿o de quienes “no nos gobiernan”?).
Sea como sea, no se observan muy preocupados por los resultados.