Durante años los natalinos nos habíamos acostumbrado a tener y con orgullo una ciudad “bonita”, “linda”, “bien mantenida”.
Era habitual escuchar de labios de la gente de Río Turbio (Argentina) que Puerto Natales estaba impecablemente cuidada. Parecen tiempos lejanos aunque hace muy poco de estos elogios.
En los dos años de administración de Antonieta Oyarzo la ciudad ha perdido no sólo su impronta emprendedora sino también su estética. Han sido dos años sin proyectos de ningún tipo y en los que se perdió el vigor que venía caracterizando a la comunidad de cara al turismo internacional y a la posibilidad de albergar nuevas inversiones.
En la plazas y calles se observa el pasto sin cortar, las líneas peatonales indiscernibles, olvidadas; ni que hablar de la bicisenda de la que nadie se ocupa hace años. La bicisenda es un monumento al descuido y la indiferencia. Hay sectores totalmente borrados y en donde queda una magra superficie que alguna vez fue roja.
Entre las luminarias se evidencian focos quemados, sin repuestos, y postes que muestran el interior de sus bases abiertas, revelando un entramado de cables como si fueran las tripas de un organismo herido.
Se encuentran también coberturas metálicas de servicios públicos abolladas acaso por algún intrépido pasado de alcohol en la madrugada natalina.
Los otrora hermosos pisos de madera de la costanera hacen pensar en la dentadura de un boxeador con décadas de peleas perdidas.
Tallos de basura retorcidos y no por el viento, señalética cubierta de viejos stickers.
De pronto algunos vecinos han caído en la cuenta de que no hay quien se ocupe de Puerto Natales. “La ciudad está abandonada, da una pena”, dice un empresario local. “Antes cuando uno volvía a Natales siempre encontraba la costanera impecable y a la ciudad siempre con cosas nuevas”, dice un vecino que vive parte del año en otra localidad.
Según ha indicado el concejal Ricardo Urtubia a este medio el municipio padece una severa crisis financiera al punto que dineros que estaban programados para mantener en forma la estructura de la localidad han sido derivados a otros fines urgentes.
Mientras tanto Puerto Natales se descascara como un casa vieja y olvidada.








