Es conocido el refrán que dice: si no se progresa se retrocede. Hace ya un importante periodo de tiempo, más de 4 años, que la ciudad no es el escenario de obras estructurales que empujen su desarrollo y calidad de vida.

El Polideportivo Municipal, las obras que transformaron la Costanera, el hospital, el rodoviario, son parte de un pasado no muy lejano, pero que hace pensar en tiempos mejores. No debería ser así.

En los últimos 25 años la ciudad fue protagonista de un crecimiento económico exponencial que se relaciona de manera directa con el crecimiento del turismo y la llegada de la salmonicultura. La obra pública acompañó esta dinámica que convirtió a Natales en un punto de encuentro internacional y de trabajo genuino.

¿Qué hay por delante? La localidad entonces se enfrenta a una pregunta obvia.

La falta de recursos de los 70 y los 80 hoy parecen impensables. En la década de los 90 el Parque Nacional Torres del Paine recibía alrededor de 20 mil turistas por año, según estadísticas internacionales. Y hoy, números del sector, indican que ronda los 350 mil.

En los mismos 90 no había prácticamente actividad industrial y hoy más de 50 empresas locales brindan servicio a la producción salmonera que, claro, tampoco existía en esa época en la zona.

La transformación de la ciudad es indiscutible aunque esto no signifique que deba estancarse.

Otras preguntas similares serían ¿cómo crecemos de aquí en más? ¿Qué iniciativas, proyectos o ideas nos pueden llevar a mejorar aun más?

En el otro extremo del planeta, con condiciones climáticas y geográficas similares a las de Magallanes, han logrado un estándar de vida que suena envidiable. Noruega, Finlandia, Suecia, continúan siendo naciones a imitar. Modelos en los que inspirarse. ¿Podremos hacerlo? ¿Podrá Magallanes convertirse en la primer región de desarrollada del país como se ha dicho en más de una oportunidad?

La respuesta es que tiene recursos, pero las ideas no necesariamente sobran.

El crecimiento del turismo y la salmonicultura nos indican desde ya que debemos profundizar en aquello en lo que tenemos éxito. Abrir nuevos caminos, nuevas rutas de atracción para los visitantes, generar un ambiente propicio para los negocios, perfeccionar el desarrollo de la micro industria, entre otros.

Por otro lado, es imprescindible profundizar en la educación y fomentar carreras técnicas que ayuden a cubrir la falta de recurso humano en la localidad y en la región.

Puerto Natales todavía adeuda actividades de índole nacional que la ubiquen culturalmente en el mapa tal como ocurren en la Argentina con El Calafate y su Fiesta del Lago, por ejemplo.

Miles de chilenos acuden al encuentro musical de la ciudad hermana, puesto que en sus propias ciudades no hay un evento de estas dimensiones. ¿No se puede hacer en Natales?

¿Es factible imaginar una Fiesta del Cordero, Fiesta del Salmón, Fiesta del Mar, Fiesta del Mochilero?

También deberíamos profundizar el vínculo entre empresas de tecnología y la localidad. Desarrollo de software en un lugar idílico, almacenamiento de datos en un espacio frío ideal para los servidores, iniciativas relacionadas con congresos, grupos de encuentros de especialistas o artistas (Dinamarca, por ejemplo, tiene cabañas especiales donde hacen se retiros productivos), entre otros.

Nos queda tanto por hacer.